Un
día llegue a esa amada tierra. Ahora desde la mía medito en aquel viaje…
Que
suerte tengo de vivir así, que grande la vida, que hermoso poder amar y vivir
así, doy gracias por ser así. Aprendí tanto de ti, de tu sonrisa, de tu amor,
de tu libertad, de tu fluidez…
Estoy tan agradecido querida india, aun al 70%, incluso con la luz apagada, aun cojo, ciego… volvería a repetir correr por tus praderas, reír por tus calles, soñar por tus aromas, acariciar tus flores… sentir cada instante a tu lado.
Recuerdo
cada momento, los viajes, las risas, las personas, los silencios, las
meditaciones, el amor, la paz, los valles, los lagos, los budas, el viaje, las
imágenes, los ríos , la amistad, la pasión, los olores, las cenas, los
desayunos, las palabras… tanto vivido…
Quizás
80 días pueden ser toda una vida, cuando la india te agarra ya nunca vuelves a
ser el mismo, creo que este viaje ha cambiado algo muy profundo en mi ser y lo
reconozco, lo siento, lo percibo, lo se. Es otra forma de ver la vida, es verla
desde el amor, siento que estoy en una película, veo los roles, siento la falta
de amor, veo claramente las manipulaciones y personajes de esta sociedad.
Ya
nada es lo mismo, querida india me está costando vivir aquí, se que pasará y me
meteré en este matrix, aun no se como voy a hacer. Me dijeron que este viaje me
cambiaria pero no sabia que pudiera ser tan fuerte. La vida es tan misteriosa,
tan caprichosa, tan sorda, tan maravillosa….
Como
seguir el camino?. La respuesta la tiene el viento, “busca en tu interior”, y
si ahí esta la india, ahí estas amor, claro que si, siempre te llevaré conmigo.
Siempre estas en mi porque el amor nunca muere, solo cambia de lugar pero el
real se queda en tu corazón para siempre. La vida te lo trae y la vida se lo
lleva…
Me
animé, como me dijo Facundo Cabral, a vivir y a amar y la verdad se vive
mejor…. Fue uno de los grandes amores que me llegaron en este viaje, recuerdo
que somos príncipes, hijos del único Dios, no somos mendigos. También recuerdo
la grandeza de levántate y anda que tantas veces resonaron en mi casa y que
tanto sorprende a mis padres. Recuerdo como no aquel hermoso no estas deprimido
estas distraído que tanto conectó a mi maestro tocayo. Fue una gran lección de
este viaje y lo llevaré siempre conmigo.
También
recordaré a los pequeños budas y a su jefe el Dalai, esa sonrisa, esa paz que
emanan sin parar, como no recordar esa humildad que dice, “esta bien ayudar,
pero la vida es como es, aunque la intención de hacerlo es hermosa”.
Cada
momento fue un regalo y ahora me doy cuenta porque llegaste a mi realidad. Me
has enseñado tanto en tan pocos meses que no se como agradecer.
Deseo poco y lo poco que
deseo lo deseo poco…