La palabra Lakshmi quiere decir suerte o buena fortuna. La prosperidad a la que se refiere es, por supuesto, la prosperidad material.
Hay muchas leyendas sobre la diosa Lakshmi, una de las cuales trata de su nacimiento. Se dice que los dioses una vez decidieron batir el gran océano cósmico de la leche. De modo que arrancaron el Monte Meru para usarlo de palo de batir y cogieron a Ananta la serpiente cósmica como soga y la enrollaron al Monte Meru. Entonces unos dioses y diosas estiraban de un extremo de la soga, otros del otro, conforme estiraban para adelante y para atrás, batían el océano cósmico de la leche. De éste produjeron toda suerte de cosas maravillosas, igual que la mantequilla. En primer lugar salió la vaca de la abundancia. A continuación, el árbol que todo lo concede, el árbol que hace cumplirse todos los deseos, sólo has de tocarlo y desear algo y de inmediato tu deseo queda concedido. Entonces surgió el elefante celestial, el cual va tan veloz como el viento y tiene seis colmillos. Después surge la diosa Lakshmi; así es como nació. Pero tras ella surgió un tarro lleno de veneno, un veneno lo suficientemente fuerte como para matar a todos los seres del universo.
Claro está que todos querían llevarse las cosas buenas que habían salido - los dioses, en particular, querían llevarse a Lakshmi - pero nadie quería el veneno. Al final Vishnu tomó a la diosa Lakshmi y se casó con ella. En cuanto al veneno, el dios Shiva se lo tragó. Esto es lo que ocurrió, al menos según los hinduistas. Según los budistas, fue el bodhisattva Avalokiteshvara el que se tragó el veneno. Pero ya fuese Shiva o Avalokiteshvara el que se lo tragó, no hizo daño a ninguno de los dos porque no pasó de sus gargantas. Pero las gargantas de ambos se les volvieron azules oscuras - por lo que a ambos se les conoce por nilakantha o el de la garganta azul.
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