¿podrías hablamos sobre nuestros compañeros de
vida: nuestras esposas, nuestros maridos y nuestros amantes? ¿Cuándo
debemos perseverar con un compañero, y cuándo tendríamos que abandonar
una relación porque no hay esperanzas, o porque es destructiva?
La relación es uno de los misterios. Y, como existe entre dos personas, depende de ambas. Cuando dos personas se encuentran, se crea un mundo nuevo. Con sólo reunirse, un nuevo fenómeno adquiere existencia, sin haber estado antes, sin haber existido nunca antes. Y, a través de ese nuevo fenómeno, ambas personas cambian y se transforman.
Sin relaciones, eres una cosa; con relaciones, te transformas de inmediato en otra cosa. Algo nuevo ha sucedido. Una mujer, al convertirse en amante, ya no es la misma mujer. Un hombre, cuando es padre, ya no es el mismo hombre. Un niño nace, pero dejamos completamente de lado un punto: en el momento en que nace el niño, también nace la madre. Ésta no existía antes. Existía la mujer, pero no la madre. Y la madre es algo absolutamente nuevo.
La relación es creada por ti, pero luego, a su vez, la relación te crea a ti. Dos personas se encuentran; esto quiere decir que dos mundos se encuentran. No es algo simple, sino muy complejo, de lo más complejo. Cada persona es un mundo en sí misma, un complejo misterio, con un largo pasado y un eterno futuro.
Al comienzo, sólo se reúnen las periferias. Pero, si la relación gana intimidad, se torna más cercana, más profunda, entonces, poco a poco, comienzan a unirse los centros. Cuando se unen los centros, se denomina amor. Cuando se encuentran las periferias, hablamos de “conocidos”. Muchas veces comienzas por llamar amor a tu “conocido”. Estás entrando en una falacia. Ese conocimiento no es el amor.
El amor es muy raro. Llegar al centro de una persona es pasar por una revolución interior porque, si quieres acceder al centro de una persona, tendrás que permitir que también ella acceda a tu centro. Deberás volverte vulnerable, absolutamente vulnerable, abierto. Es un riesgo. Permitir que alguien acceda a tu centro es riesgoso, peligroso, porque nunca sabes qué te hará esa persona. Y, una vez que se conocen todos tus secretos, una vez que lo que ocultas se descubre, una vez que estás completamente expuesto, nunca sabes
qué te hará la otra persona. Hay temor allí: por eso nunca nos abrimos.
Con sólo tener un “conocido”, pensamos que el amor se ha producido. Se unen sólo las periferias y creemos que nos hemos reunido. Tú no eres tu periferia. En realidad, la periferia es el límite en el cual terminas, sólo la cerca que te rodea; no coincide contigo. La periferia es el lugar donde tú terminas y el mundo comienza. Hasta los maridos y las esposas que han vivido juntos muchos años pueden no ser más que conocidos. Pueden no haber conocido al otro por completo. Y, cuanto más tiempo vives con alguien, tanto más olvidas que los centros no se han conocido.
Entonces, lo primero que es necesario comprender es que no hay que confundir el conocimiento con el amor.
Puedes hacer el amor, puedes tener un vínculo sexual, pero el sexo también forma parte de la periferia. Si los centros no se encuentran, el sexo es sólo la reunión de dos cuerpos, y el encuentro de dos cuerpos no es tu encuentro. Así, el sexo no es sino una relación de conocimiento: física, corporal, pero relación de conocimiento únicamente puedes permitirle a alguien acceder a tu centro cuando no estás asustado y no sientes pánico.
Entonces, te digo que hay dos tipos de vida: una, guiada por el miedo; otra, guiada por el amor. La vida que se guía por el miedo nunca puede conducirte a una relación profunda. Permaneces asustado, y al otro no se le puede permitir, no se lo puede autorizar a llegar hasta tu mismo centro. Dejas que el otro llegue hasta un punto, y luego se levanta una pared y todo se detiene.
La persona que se guia por el amor es el religioso. Una persona guiada por el amor es alguien que no le tiene miedo al futuro, que no le teme al resultado ni a las consecuencias, alguien que vive aquí y ahora.
El amor es un florecimiento raro. A veces, sucede. Es raro porque sólo puede producirse cuando no hay temor; nunca antes. Esto quiere decir que el amor puede ocurrirle sólo a alguien profundamente espiritual, a alguien religioso. El sexo es posible para todos; el conocimiento es posible para todos. Pero no el amor.
Cuando no tienes miedo, no hay nada que ocultar. Entonces, puedes estar abierto, puedes retirar todas las fronteras y puedes invitar al otro a entrar hasta tu centro mismo. Y recuerda: si permites que alguien penetre en ti tan profundamente, el otro te dejará penetrar en él o en ella pues, cuando le abres la puerta a alguien, se genera confianza. Cuando no tienes miedo, el otro pierde los temores.
En tu amor, siempre hay miedo. El marido teme a la esposa, y la esposa le teme al marido. Los amantes siempre están temerosos. Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen la una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo. Pero no es el amor.
Haz del amor un sadhana, una disciplina interior. No dejes que sea sólo algo frívolo. No permitas que se transforme sólo en una ocupación de la mente. No permitas que se vuelva únicamente una satisfacción corporal. Haz de él una búsqueda interior, y toma al otro como un ayudante, como un amigo.
Si has oído algo acerca del Tantra, sabrás que dice: “Si puedes encontrar un compañero, un amigo, una mujer o un hombre que esté dispuesto a desplazarse contigo hacia el centro interior, que esté dispuesto a llegar contigo al pico más alto de la relación, entonces esta relación se volverá meditativa. As!, a través de esta relación, alcanzarás la última relación. Entonces, el otro se transforma en una puerta.”
Estuve leyendo un relato. Un hombre estaba muy enfermo y probó todos los tratamientos posibles, pero nada le daba resultado. Entonces, acudió a un hipnotizador y éste le dio una oración, un mantra para repetir constantemente: “No estoy enfermo.” Durante al menos quince minutos por la mañana y quince minutos por la noche: “No estoy enfermo, estoy sano.” Y todo el día, siempre que lo recordara, debía repetirlo.
Después de unos días, comenzó a mejorarse. Y, en el lapso de unas semanas, estaba absolutamente bien.
Entonces, le contó a su mujer:
¡Esto fue un milagro! ¿Debería ir al hipnotizador por otro milagro más? Porque últimamente no siento apetito sexual, y la relación sexual prácticamente ha desaparecido. No hay deseo.
La mujer se puso contenta. Le dijo que fuera, ya que se sentía muy frustrada.
El hombre fue al hipnotizador. Volvió y su mujer le preguntó:
-¿Qué mantra, qué sugestión, te ha dado ahora?
El hombre no le respondió pero, en el lapso de unas semanas, su apetito sexual comenzó a retornar: comenzó a sentir deseo nuevamente.
La mujer estaba muy intrigada. Ella continuamente insistía con la pregunta, pero el hombre se reía y no decía nada. Entonces, un día (mientras él estaba en el baño, una mañana, haciendo su meditación, su mantra de quince minutos), intentó escuchar lo que decía.
Él decía:
-No es mi esposa, no es mi esposa, no es mi esposa.
Tenemos a la gente como algo seguro. Si alguien es tu esposa, se acabó la relación. Si alguien es tu esposo, se acabó la relación. Ahora no hay aventuras. El otro se transforma en una cosa, una mercancía. El otro ya no es un misterio para ser descifrado, el otro ya no es nuevo.
Recuerda que todo muere con la edad. La periferia siempre es vieja, y el centro es siempre nuevo. La periferia no puede seguir siendo nueva, pues a cada momento envejece, se pone rancia. El centro está siempre fresco y joven. Tu alma no es la de un niño, ni un hombre joven ni un viejo. Tu alma sólo es eternamente joven: no tiene edad...
Es tan hermoso , tan profundo este texto, esta charla , de Osho que he querido transcribirlo casi en su totalidad. Si quieres leerlo todo o todo el libro , está si pinchas encima de la foto de la madre y el hijo. Este texto está en el capitulo 7. Es del libro, mi camino , el camino de las nubes blancas... (conferencias dadas para explicar el camino de el maestro OSHO.).
Este es un vídeo que en su día levantó muchas opiniones,(tiene subtitulos en español). Para mi... lo importante es como nos hacen sentir sus palabras y no el ego o personalidad que podía tener el personaje, todos tenemos el nuestro...
La relación es uno de los misterios. Y, como existe entre dos personas, depende de ambas. Cuando dos personas se encuentran, se crea un mundo nuevo. Con sólo reunirse, un nuevo fenómeno adquiere existencia, sin haber estado antes, sin haber existido nunca antes. Y, a través de ese nuevo fenómeno, ambas personas cambian y se transforman.
Sin relaciones, eres una cosa; con relaciones, te transformas de inmediato en otra cosa. Algo nuevo ha sucedido. Una mujer, al convertirse en amante, ya no es la misma mujer. Un hombre, cuando es padre, ya no es el mismo hombre. Un niño nace, pero dejamos completamente de lado un punto: en el momento en que nace el niño, también nace la madre. Ésta no existía antes. Existía la mujer, pero no la madre. Y la madre es algo absolutamente nuevo.
La relación es creada por ti, pero luego, a su vez, la relación te crea a ti. Dos personas se encuentran; esto quiere decir que dos mundos se encuentran. No es algo simple, sino muy complejo, de lo más complejo. Cada persona es un mundo en sí misma, un complejo misterio, con un largo pasado y un eterno futuro.
Al comienzo, sólo se reúnen las periferias. Pero, si la relación gana intimidad, se torna más cercana, más profunda, entonces, poco a poco, comienzan a unirse los centros. Cuando se unen los centros, se denomina amor. Cuando se encuentran las periferias, hablamos de “conocidos”. Muchas veces comienzas por llamar amor a tu “conocido”. Estás entrando en una falacia. Ese conocimiento no es el amor.
El amor es muy raro. Llegar al centro de una persona es pasar por una revolución interior porque, si quieres acceder al centro de una persona, tendrás que permitir que también ella acceda a tu centro. Deberás volverte vulnerable, absolutamente vulnerable, abierto. Es un riesgo. Permitir que alguien acceda a tu centro es riesgoso, peligroso, porque nunca sabes qué te hará esa persona. Y, una vez que se conocen todos tus secretos, una vez que lo que ocultas se descubre, una vez que estás completamente expuesto, nunca sabes
qué te hará la otra persona. Hay temor allí: por eso nunca nos abrimos.
Con sólo tener un “conocido”, pensamos que el amor se ha producido. Se unen sólo las periferias y creemos que nos hemos reunido. Tú no eres tu periferia. En realidad, la periferia es el límite en el cual terminas, sólo la cerca que te rodea; no coincide contigo. La periferia es el lugar donde tú terminas y el mundo comienza. Hasta los maridos y las esposas que han vivido juntos muchos años pueden no ser más que conocidos. Pueden no haber conocido al otro por completo. Y, cuanto más tiempo vives con alguien, tanto más olvidas que los centros no se han conocido.
Entonces, lo primero que es necesario comprender es que no hay que confundir el conocimiento con el amor.
Puedes hacer el amor, puedes tener un vínculo sexual, pero el sexo también forma parte de la periferia. Si los centros no se encuentran, el sexo es sólo la reunión de dos cuerpos, y el encuentro de dos cuerpos no es tu encuentro. Así, el sexo no es sino una relación de conocimiento: física, corporal, pero relación de conocimiento únicamente puedes permitirle a alguien acceder a tu centro cuando no estás asustado y no sientes pánico.
Entonces, te digo que hay dos tipos de vida: una, guiada por el miedo; otra, guiada por el amor. La vida que se guía por el miedo nunca puede conducirte a una relación profunda. Permaneces asustado, y al otro no se le puede permitir, no se lo puede autorizar a llegar hasta tu mismo centro. Dejas que el otro llegue hasta un punto, y luego se levanta una pared y todo se detiene.
La persona que se guia por el amor es el religioso. Una persona guiada por el amor es alguien que no le tiene miedo al futuro, que no le teme al resultado ni a las consecuencias, alguien que vive aquí y ahora.
El amor es un florecimiento raro. A veces, sucede. Es raro porque sólo puede producirse cuando no hay temor; nunca antes. Esto quiere decir que el amor puede ocurrirle sólo a alguien profundamente espiritual, a alguien religioso. El sexo es posible para todos; el conocimiento es posible para todos. Pero no el amor.
Cuando no tienes miedo, no hay nada que ocultar. Entonces, puedes estar abierto, puedes retirar todas las fronteras y puedes invitar al otro a entrar hasta tu centro mismo. Y recuerda: si permites que alguien penetre en ti tan profundamente, el otro te dejará penetrar en él o en ella pues, cuando le abres la puerta a alguien, se genera confianza. Cuando no tienes miedo, el otro pierde los temores.
En tu amor, siempre hay miedo. El marido teme a la esposa, y la esposa le teme al marido. Los amantes siempre están temerosos. Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen la una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo. Pero no es el amor.
Haz del amor un sadhana, una disciplina interior. No dejes que sea sólo algo frívolo. No permitas que se transforme sólo en una ocupación de la mente. No permitas que se vuelva únicamente una satisfacción corporal. Haz de él una búsqueda interior, y toma al otro como un ayudante, como un amigo.
Si has oído algo acerca del Tantra, sabrás que dice: “Si puedes encontrar un compañero, un amigo, una mujer o un hombre que esté dispuesto a desplazarse contigo hacia el centro interior, que esté dispuesto a llegar contigo al pico más alto de la relación, entonces esta relación se volverá meditativa. As!, a través de esta relación, alcanzarás la última relación. Entonces, el otro se transforma en una puerta.”
Estuve leyendo un relato. Un hombre estaba muy enfermo y probó todos los tratamientos posibles, pero nada le daba resultado. Entonces, acudió a un hipnotizador y éste le dio una oración, un mantra para repetir constantemente: “No estoy enfermo.” Durante al menos quince minutos por la mañana y quince minutos por la noche: “No estoy enfermo, estoy sano.” Y todo el día, siempre que lo recordara, debía repetirlo.
Después de unos días, comenzó a mejorarse. Y, en el lapso de unas semanas, estaba absolutamente bien.
Entonces, le contó a su mujer:
¡Esto fue un milagro! ¿Debería ir al hipnotizador por otro milagro más? Porque últimamente no siento apetito sexual, y la relación sexual prácticamente ha desaparecido. No hay deseo.
La mujer se puso contenta. Le dijo que fuera, ya que se sentía muy frustrada.
El hombre fue al hipnotizador. Volvió y su mujer le preguntó:
-¿Qué mantra, qué sugestión, te ha dado ahora?
El hombre no le respondió pero, en el lapso de unas semanas, su apetito sexual comenzó a retornar: comenzó a sentir deseo nuevamente.
La mujer estaba muy intrigada. Ella continuamente insistía con la pregunta, pero el hombre se reía y no decía nada. Entonces, un día (mientras él estaba en el baño, una mañana, haciendo su meditación, su mantra de quince minutos), intentó escuchar lo que decía.
Él decía:
-No es mi esposa, no es mi esposa, no es mi esposa.
Tenemos a la gente como algo seguro. Si alguien es tu esposa, se acabó la relación. Si alguien es tu esposo, se acabó la relación. Ahora no hay aventuras. El otro se transforma en una cosa, una mercancía. El otro ya no es un misterio para ser descifrado, el otro ya no es nuevo.
Recuerda que todo muere con la edad. La periferia siempre es vieja, y el centro es siempre nuevo. La periferia no puede seguir siendo nueva, pues a cada momento envejece, se pone rancia. El centro está siempre fresco y joven. Tu alma no es la de un niño, ni un hombre joven ni un viejo. Tu alma sólo es eternamente joven: no tiene edad...
Siempre que hay silencio, florece la verdad.
La verdad es un florecimiento del silencio.
Suficiente por hoy.
La verdad es un florecimiento del silencio.
Suficiente por hoy.
Es tan hermoso , tan profundo este texto, esta charla , de Osho que he querido transcribirlo casi en su totalidad. Si quieres leerlo todo o todo el libro , está si pinchas encima de la foto de la madre y el hijo. Este texto está en el capitulo 7. Es del libro, mi camino , el camino de las nubes blancas... (conferencias dadas para explicar el camino de el maestro OSHO.).
Este es un vídeo que en su día levantó muchas opiniones,(tiene subtitulos en español). Para mi... lo importante es como nos hacen sentir sus palabras y no el ego o personalidad que podía tener el personaje, todos tenemos el nuestro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario