Practica
el amor. Sentado solo en tu cuarto, sé amoroso. Irradia amor. Llena el cuarto
entero con tu energía amorosa.
Siéntete vibrando con una nueva frecuencia, siente que te meces como si
estuvieras en el océano del amor. Crea vibraciones de energía amorosa a tu
alrededor.
Y comenzarás a sentir de inmediato que algo está sucediendo, algo está
cambiando en tu aura, algo está cambiando en torno a tu cuerpo; una tibieza
está surgiendo alrededor de tu cuerpo… una tibieza similar a un profundo
orgasmo. Estás volviéndote más vivo. Algo similar al sueño está despareciendo.
Algo similar a la conciencia está surgiendo.
Mécete en ese océano. Baila, canta, y deja que el cuarto entero se llene de
amor.
Al principio, esto se siente muy extraño. Cuando por primera vez llenas tu
cuarto con energía amorosa, tu propia energía, que sigue cayendo y
repercutiendo en ti y te hace tan feliz… uno comienza a sentir: “¿Me estoy
auto-sugestionado? ¿Estoy alucinando? ¿Qué está sucediendo?”, porque siempre
pensaste que el amor venía de los demás. Para amarte, era necesaria una madre,
un padre, un hermano, un marido, una esposa, un hijo… pero alguien.
El amor que depende de alguien es un amor pobre.
El amor que es creado dentro de ti, el amor que creas de tu propio ser, es
energía real.
Entonces, muévete con ese océano a tu alrededor y sentirás que todos los que se
acerquen a ti se hallarán de pronto bajo el influjo de un diferente tipo de
energía.
La gente te mirará con ojos más abiertos. Pasarás cerca de ellos y sentirán que
pasa la brisa de una energía desconocida: se sentirán más frescos.
Toma la mano de alguien y todo su cuerpo comenzará a vibrar. Con sólo acercarte
a alguien, esa persona comenzará a sentirse contenta, sin razón alguna. Puedes
observar esto.
Entonces estarás en camino a estar listo para compartir. Entonces busca un
amante, entonces encuentra una receptividad adecuada para ti.