Un día llegaron al pueblo unas
carretas de teatreros y circenses trotamundos. En una de ellas venía una
bailarina extremadamente sugerente, bella, simpática, suave, dulce y amorosa.
En aquel pueblo vivían dos muy buenos amigos. Habían nacido a la vez, los dos
se amaban... Se llamaban Yin y Yan. Eran totalmente diferentes, Yin era más
emocional, intuitivo, sensible, mientras que Yan era muy lógico, mental,
calculador y serio.
Los dos amigos, cuando vieron aquella
joven, se enamoraron al tiempo. Ambos empezaron a cortejar a la bailarina, ella
le daba amor a los dos, y a medida que pasaba el tiempo amaban más
profundamente a aquella hermosa muchacha. Después de un tiempo, un buen día Yan
le dijo a Yin:
- Vivo totalmente atormentado, ¿qué
será de nosotros cuando la bailarina se vaya? Hay muchos momentos que me pone
triste su partida. ¿Tú cómo estás?
- Estoy muy bien- le contesto Yin-
Vivo intensamente este momento, siento cada caricia y cada beso con ella.
- Sí, pero ¿qué será de ti cuando ella
se vaya?
- Vivo este momento, aquí y ahora-
dijo Yin- Sólo estoy sintiendo desde el corazón.
Al cabo de un tiempo, como casi
siempre pasa en estos casos, la bailarina tuvo que seguir su camino y se fue.
Entonces Yan fue a buscar a su amigo diciendo:
- ¿Y ahora qué? Estoy totalmente
destrozado, ella se ha ido, dime ahora tú como estás, cómo te sientes. Ahora
dime cuánto amor tienes que darle.
Yin cerrando los ojos y con una
inspiración profunda le dijo a su amigo:
- Ella fue un maravilloso regalo del
destino, la disfruté, gocé de cada instante como un milagro, como un regalo. El
destino me la trajo y el destino se la llevó, y ¿cómo voy a estar ahora, sino
bien? Bien vivía antes de que ella llegara y bien vivo ahora conmigo.
Todos tenemos un Yin y un Yan en
nuestra mente. En nosotros está el vivir la vida sintiendo y disfrutando el
momento, o pensando y teniendo miedo de lo que pueda venir, perdiéndonos así la
vida que sólo existe hermosa, bailarina, juguetona, sutil, en el aquí y ahora
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