Paseando por el Río Caselas de pronto surgió una conversación entre tres... hicimos una pirámide en una playa y empezamos a canalizar, una hermosa conexión con el espíritu santo.
Un principio, una declaración de intenciones a un tiempo sin tiempo donde todo está dicho y toca conectarnos con el amor que somos.
Hermoso siempre esa hermandad que te mantiene conectado a lo que somos, una amistad sagrada que nos recuerda nuestro propósito. Desde ese momento, por lo profundo de lo transmitido esa mañana en el río y porque nos recuerda lo que somos, es la carta de presentación y el principio de cualquier curso, clase o encuentro que hagamos.
Te comparto ese hermoso video natural, sin cortes y con un toque al final que lo hace único, gracias comandante.