¿De dónde has sacado la idea de que tienes que rendirte
a mí? Tienes que rendirte a la existencia, no a mí. Esa es mi
continua pelea con todas las religiones, porque todas quieren que
te rindas
a ellas.
Hace unos meses el Papa incluso declaró que no les está permitido a los católicos confesarse directamente con
Dios. Dice que es uno de los mayores pecados. Tienes que
hacerlo por el canal adecuado. En primer lugar, tienes que
confesarte con el sacerdote, que tiene línea
directa con Dios, y después él hablará con Dios
a tu favor, pero tú no puedes hacerlo directamente.
Ni siquiera te permiten a Dios... Tienes que someterte al
sacerdote, al Papa, al shankaracharya,
al imán, al profeta. ¿Y quiénes son esas personas? Probablemente, las personas
más egoístas del mundo, cuyo ego disfruta de ser profetas,
que disfrutan con la idea de haber venido a salvar el mundo, de
ser los salvadores que disfrutan de la idea de ser el único hijo
engendrado por Dios. No tienen ninguna prueba, ni siquiera una
partida de nacimiento. Esas personas parecen egoístas muy piadosos, y
tras su piedad se oculta el ego.
Yo no soy ningún salvador. Rendirse a mí es
completamente inútil. Yo no soy profeta, ni
siquiera primo lejano de un dios. Soy simplemente yo.
¿Y comprendes la responsabilidad de rendirte a alguien? Porque también estás sometiendo tu libertad, convirtiéndote
en esclavo en nombre de la religión y la espiritualidad. Y esa
esclavitud es mucho más profunda que la normal, cuando esclavizan tu cuerpo. Es una esclavitud espiritual. Puedes rebelarte
contra la esclavitud física, que te ha sido impuesta por otros.
Esa esclavitud espiritual la has aceptado tú. Te has
sometido a alguien:
un Jesucristo, un Buda Gautama, un Mahavira... ¿Cómo puedes rebelarte? En el transcurso de dos mil años no se ha rebelado contra Jesucristo ni un solo cristiano;
en el transcurso de veinticinco
siglos no se ha rebelado contra Buda Gautama ni un solo budista. El hecho es
que tú mismo te has sometido, y no
lo consideras esclavitud.
Yo no
te he pedido que te rindas a mí ni siquiera parcialmente, y mucho menos por completo.
Ríndete a la existencia, a las estrellas, los mares y las
montañas, y ellos no te mantendrán en cautiverio. Te darán libertad y te cubrirán de bendiciones. La existencia entera se
convertirá en tu hogar.
Ríndete al todo. Esa rendición tiene cierta importancia,
porque desaparece el ego. Y la rendición solo puede darse por
completo; no puede ser parcial. No puedes decir «me rindo a la existencia al veinte, al treinta por ciento»; no es un trato
comercial. No es negociable. O el ciento por ciento o el cero por
ciento: esas son las dos únicas alternativas.
Pero recuerda que jamás debes rendirte a una persona. Por
mucho que alardeen, todas están hechas de la misma sangre y
la misma carne que tú. Solo algunos especialmente astutos,
falsos e hipócritas se aprovechan de tu inocencia, dicen que eres
una de sus ovejas y se hacen pastores. Y a ti te gusta que te llamen oveja, no te sientes humillado y no comprendes que te están
insultando espiritualmente. Por el contrario, piensas que es
algo para alegrarse que el pastor, el único hijo de Dios, te haya
aceptado.
En primer lugar, no existe prueba alguna de Dios; en
segundo lugar, tampoco existe prueba alguna de que tenga
esposa; en tercer lugar, tampoco existe prueba alguna de que haya
engendrado un hijo. En las escrituras se le califica de omnipotente... ¿y se conforma con dar vida a un solo hijo durante toda
la eternidad? Y no creo que sepa nada de métodos de control de natalidad,
porque no existían al principio, cuando estaba creando el mundo.
Él no los creó, desde luego.
Ni Dios existe, ni existen los mensajeros de Dios, ni los
profetas de Dios, ni los hijos únicos engendrados por Dios. Todas esas personas solo tienen una cosa más que tú: sus
enormes egos, tan grandes que llegan a autoconvencerse de
cualquier ilusión, de cualquier alucinación. La mejor manera de convencerse de una ilusión es transmitírsela a la gente.
Cuando unas cuantas personas empiezan a creer en ti... y siempre hay
gente dispuesta a creer. La gente cree en cualquier cosa:
visitantes interplanetarios de diez
centímetros de estatura, de color verde, que vienen a la
tierra...
Los seres humanos están dispuestos a creerse cualquier
estupidez porque están tan vacíos que si algo parece
llenarlos... A quien se está ahogando, incluso
una pajita le parece una tabla de salvación. Se
aferra a la pajita, sabiendo perfectamente que no
podrá salvarlo y que, por el contrario, la arrastrará con él río abajo.
Todas tus creencias no son sino pajitas a las que te
aferras porque
sabes que te estás ahogando.
No quiero que os rindáis a mí. Va en contra de mi
consciencia. Sois mis compañeros de viaje; no puedo degradaros ni puedo humillaros. En todo caso puedo daros más dignidad y autoestima. Esa es para mí la verdadera función del maestro.
Solo los farsantes, los falsos maestros, exigen sometimiento.
Cierto, yo también predico el sometimiento, pero no a mí, sino al todo. Y os resultará más fácil someteros a ese cosmos infinito,
hermoso.
Así desaparecerán los «peros».
Pero jamás te sometas a lo que no sea el todo. Si lo
haces, serás un esclavo. Esa es la esclavitud a la que está
sometida la humanidad desde hace miles de años.
Yo enseño la libertad, no la esclavitud. Yo os enseño la
totalidad en la forma de vivir, y os enseño el respeto, el
amor y la gratitud
hacia el todo.
Debes de haber sacado esa idea de las falsas escrituras
que continuamente
escriben los ignorantes. Son tan ignorantes que
no pueden tener conciencia de su propia ignorancia, y por eso no paran
de proclamar tonterías. Como esas cosas se han repetido muchas veces, casi han llegado a ser verdad.
Cuidado con la psicología de las masas y cuidado con el
pasado de la humanidad. Es feo, terriblemente feo. Por desgracia los heredamos,
pero por suerte pueden desheredarnos. Puedes desvincularte del pasado y empezar
una vida con un enfoque completamente
distinto que esté en sintonía con la existencia, no en sintonía con la Biblia,
ni con el Corán, ni conmigo, sino en sintonía con la existencia en su
totalidad.
A menos que sintonices con el pulso universal, hagas lo
que hagas no podrá decirse que sea espiritual. Será alguna clase de esclavitud, quizá nueva, pero la esclavitud es la
esclavitud, antigua o nueva.
Bhagwan Shree Rajneesh
Este libro lo llevo en este viaje, vino a mi... LA PASION POR LO IMPOSIBLE.
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