Hoy reflexiono sobre este cuento que me mandó una amiga:
“Había una vez, un hombre
ciego que caminaba por las calles de la ciudad llevando un candil encendido.
La ciudad era muy oscura,
sobre todo en las noches de luna nueva.....
Una noche, un amigo le vio
caminando por la calle con su candil encendido y le dijo... amigo, por qué vas
siempre con tu candil encendido, si tú eres ciego?
El ciego le contestó... Yo no
necesito el candil para ver mi camino, conozco perfectamente las calles de la
ciudad y su oscuridad.... El candil lo llevo siempre encendido para poder
alumbrar a los demás y ayudarles a que encuentren su propio camino cuando me
vean a mí. Aunque no pueda ver, la luz es importante para mí para que otros
puedan servirse de ella...”
"Llevo
la luz para que otros puedan servirse de ella", en estos días en Galicia me ha
alegrado ver a personas que están en ese camino de renacer. En ese camino poco
a poco se van encontrando con su esencia. El despertar es un momento pero el
seguir ahí es un camino lento, no es una flor de primavera, es un árbol de
muchos años, va creciendo poco a poco, dando sus ramas, pasando inviernos,
veranos de calor, vientos, granizos…
Es
un entrenamiento, un proceso, algo lento, tiene sus subidas y bajadas… hay
momentos en que piensas que estas peor y hay otros que parece que tocas el
cielo… la vida te trae momentos arriba y otros abajo…. Pero cuando has visto la
luz del día y te has dado cuenta quien eres… es muy difícil volver a olvidarte.
Quizás te metas otra vez en el teatro de la vida, pero solo cerrando los ojos volverás
a recordar que eres luz.
Aunque
estemos ciegos sabemos que somos luz, que todo es luz. Hoy entré en una
tabertenda que hacía meses que no venia y el chico no me registró. Era como si
no existiera para el… que cosas tiene la vida, pura física cuántica, creando
nuestro holograma… gracias luces…
No hay comentarios:
Publicar un comentario