Buda Gautama dice: "Existe el placer y existe la dicha.
Renuncia a lo primero y posee lo segundo".
Medita sobre esto lo más profundamente posible, porque
contiene unas de las verdades más fundamentales. La primera es placer, la
segunda, felicidad, la tercera, alegría y la cuarta es dicha.
El placer es lo superficial de la vida, la excitación. Puede
ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión con la comida,
pero está arraigada en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia,
no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a merced de toda
clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busque el placer quedará a
merced de la casualidad. Ocurre como con las olas del mar: están a merced de
los vientos. Cuando soplan vientos fuertes, aparecen las olas; cuando
desaparecen los vientos, desaparecen las olas. No tienen una existencia
independiente, son dependientes, y todo lo que depende de algo exterior supone
esclavitud.
…
La segunda palabra que hay que comprender es la felicidad.
El placer es algo fisiológico; la felicidad es algo psicológico. La felicidad
es un poco mejor, algo un poco más refinado, un poco más elevado... pero no muy
distinto del placer. Podría decirse que el placer es una clase más baja de
felicidad y que la felicidad es una clase más elevada de placer: las dos caras
de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un
poco más refinada, un poco más humana, pero es el mismo juego que se juega en
el mundo de la mente.
...
La tercera es la alegría: la alegría es algo espiritual. Es
algo distinto, completamente distinto del placer y la felicidad. No tiene nada
que ver con lo externo, con el otro; es un fenómeno interno. La alegría no
depende de las circunstancias; es algo tuyo. No es una excitación producida por
las cosas; se trata de un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es
espiritual.
Pero Buda tampoco habla de la alegría, porque existe otra
cosa que va más allá de la alegría. Él lo llama dicha. La dicha es algo
absoluto. No es algo fisiológico, ni psicológico ni espiritual. No sabe de
divisiones; es indivisible. Es absoluta en un sentido y trascendente en otro.
Buda solo emplea dos palabras en esta frase. La primera es el placer, que
incluye la felicidad. La segunda es la dicha, que incluye la alegría.
La dicha significa alcanzar el núcleo más profundo de tu
ser. Se encuentra en las profundidades últimas de tu ser, donde ni siquiera el
ego existe, donde reina el silencio: tú has desaparecido. En la alegría existes
un poco, pero en la dicha dejas de existir. Se ha disuelto el ego; es un estado
de no ser.
Buda lo llama nirvana. El nirvana significa dejar de ser,
ser un vacío infinito como el cielo. Y en el momento en que eres el infinito,
te inundas de estrellas e inicias una vida completamente nueva. Renaces.
La dicha no es algo que te inventas, sino algo que
descubres. La dicha es tu naturaleza más íntima. Estaba allí desde el
principio, pero tú no te habías fijado. No te has dado cuenta porque no miras
hacia dentro.
Esa es la única desgracia del ser humano, que solo mira
hacia fuera, siempre en busca y en pos de algo. Y no se puede encontrar en el
exterior porque no está allí.
"Alegría" del autor Osho
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