Si eres capaz de caer en este
instante, en este aquí y ahora, y poder sentir tu corazón, tu latido, te darás
cuenta de la vida en ti, de la existencia en ti, y así también te darás cuenta
de que formas parte de una energía, una unidad, una conciencia, que lo inunda
todo y a la que solo puedes llegar desde el silencio de ese pequeño yo
condicionado y separado. En ese instante que todo se para, que sientes la
energía en todo tu cuerpo, en todo lo que ves, entras en la realidad suprema.
Esta realidad es lo único que existe y que no puede ser amenazado. Somos ese
todo vibrando a una frecuencia individual.
Todo está en sincronía y cuando sucede
todo es perfecto porque es eso exactamente lo que tenía que suceder. Esta
sincronía hace que el organismo esté interrelacionado en una sola conciencia.
Existo en todas partes porque si llego a percibir en mí la esencia de océano,
de agua, de energía, de vida, de luz que soy, en ese instante me doy cuenta que
existo en todas partes a través de los demás, de la naturaleza y el cosmos.
También siendo parte de ese todo siempre podemos comprender a las otras formas
y darnos cuenta que su esencia es la misma que la nuestra. En ese momento nos
hacemos compasivos al entender que cada uno tiene que vivir su experiencia
vital y su forma separada ya que éstas son creaciones y experiencias de lo
divino. La conciencia se desarrolla a través de la forma creando múltiples
realidades, situaciones, estaciones, emociones, simplemente como parte de la
creatividad ya que el sentido de esta conciencia es extenderse creando nuevas
formas de energía.
Miles de personas viven sin lo que
crees que te hace feliz y sin embargo sus vidas son mucho más dichosas y
amorosas. De esta forma puedes comprobar que no hay cosas que nos hacen
felices, sino aptitudes ante la vida para comprender que cualquier experiencia
realmente vivida puede ser una vivencia armoniosa, alegre y sincronizada con el
todo.
Toda esta sensación de energía, de
Tao, de totalidad, no tiene ningún sentido si en algún instante no eres capaz
de ver la santidad y la luz en el otro. Cuando independientemente del teatro de
la vida, de las formas, colores, religiones, países, culturas, personajes, ves
en el otro a un hermano con la misma esencia que tú, entonces eres capaz de ver
que en el fondo todos somos uno.
Del libro "el arte de
ahoravive". De Joel Iglesias, enriquecido Raquel Contreras.
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