........NADA REAL PUEDE SER AMENAZADO, NADA IRREAL EXISTE Y EN ESTO LLEGA EL AMOR....

28/2/18

LAS HUELLAS DORADAS

Os voy a contar la historia de un amigo muy cercano. En una ocasión, aunque este amigo había vivido con gran intensidad y gozo, dudó de su camino. Quizás le dolían los señalamientos injustos o la envidia de otros o las acusaciones egoísta, pero aquel día más que otros los pensamientos le abrumaron. Quizás debía irse, partir, dejar lo que tenía en manos de otros, repartir lo cosechado, quizás llegar a una vida diferente, tomarse un tiempo de reflexión sobre el presente y el futuro.



Puso unas cuantas cosas en la mochila y subió a la cima de una montaña. En el punto más alto giró la mirada para quizás echar un último vistazo a su ciudad.
Atardecía y el poblado se miraba hermoso, cuando de pronto una voz le dijo: “Por un euro te alquilo estos prismáticos”

Era la voz de un viejo que le ofrecía unos prismáticos. Sacó un euro del bolsillo, se lo dio al viejo y éste se los dio. Después de un rato mirando, consiguió ver su barrio y algo le llamó la atención: Un punto dorado brillaba intensamente. Separó los ojos y parpadeó algunas veces, y volvió a mirar pero el punto dorado seguía.

- ¡Qué raro!- exclamó- hay un punto brillante.
El anciano le dijo: - Son huellas
- ¿Qué huellas?- le contestó
- ¿Te acuerdas de aquel día? Debías tener unos ocho años. Tu mejor amigo de la infancia lloraba desconsolado en el patio. Su madre le había dado dinero para comprar un lápiz y lo había perdido antes de comprarlo. ¿Recuerdas lo que hiciste? Tenías un lápiz nuevo, te arrimaste a una columna y lo rompiste en dos partes. Le sacaste punta y le diste el lápiz a tu amigo.
- No me acordaba, ¿pero eso qué tiene que ver con el punto brillante?
- Tu amigo nunca olvidó ese gesto, ese recuerdo se volvió importante en su vida.

Hay acciones en la vida de uno que dejan huella en la vida de otros. Las que contribuyen al desarrollo de los demás, quedan marcadas como huellas doradas.

Volvió a mirar por los prismáticos y empezó a ver otras huellas doradas. “Esa es de cuando hiciste aquel gesto por tu hermano, y aquella de cuando serviste al otro y esa del amor en tu mirada de compasión”, le decía el viejo según iba descubriendo nuevas huellas doradas. Había infinidad de ellas, cada vez más. Apartó la vista de los prismáticos y sin necesidad de ellos, empezó a ver como miles de puntos dorados aparecían por toda la ciudad.


Tomó su mochila, devolvió los prismáticos al anciano y buscó el camino de vuelta a casa.

1/2/18

LAS DOS VASIJAS

Cuenta una leyenda que un cargador de agua en un pueblo de África, tenía dos grandes vasijas las cuales colgaba en los extremos de un palo que cargaba en sus hombros.

Una de las dos vasijas estaba en perfecto estado de conservación y llegaba con toda el agua; la otra tenía algunas grietas y por el camino perdía el preciado contenido, así que a lo largo de todo el sendero a pie desde el arroyo hasta el pueblo, el aguador llegaba con una vasija llena y la otra a la mitad.

Durante años esa fue su actividad casi diaria. Desde luego la vasija intacta estaba muy contenta y orgullosa de sus logros pues se sentía perfecta para lo que había sido creada, llevaba la vida del agua a las personas del pueblo. Pero la vasija agrietada estaba avergonzada y se sentía miserable por su imperfección ya que sólo hacía la mitad de su trabajo, no portaba vida sino que la dejaba escapar.

Después de unos años la vasija agrietada le habló al aguador diciendo:

- Me quiero disculpar contigo porque debido a mis fallos sólo llegas con la mitad del agua.
El hombre le dijo apaciblemente:
- Cuando regresemos al pueblo, quiero que observes el sendero que recorremos cada día, y te fijes en tu lado del camino

La tinaja hizo lo que le pidió su dueño pero estaba tan deprimida o distraída, que no observó nada en especial y seguía sintiéndose culpable porque sólo conseguía llevar la mitad del agua al pueblo. Entonces el hombre le replicó:

- ¿Has visto las flores que sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he visto tus grietas y quise sacar todo lo positivo de ellas, así que sembré semillas de flores a lo largo de nuestro camino que diariamente has regado gracias a tu imperfección. Así cada cierto tiempo he podido recoger flores que han hecho sonreír a muchas personas. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza, no hubieras llevado vida en forma de flores a tantas personas del pueblo.



Del libro el arte de meditar. Ahoravive