Después de casi un mes en Tarifa, tranquilo,
paseando y empiezo a notar los aires del sur… Me han pasado muchas cosas este
tiempo, amigos que siempre están ahí incondicionalmente, personas que se han
acordado de agradecerme justo cuando mas necesitaba un empujón, han llegado
personas con señales para seguir en el camino,
En este tiempo que ha pasado he podido ver con
claridad que siempre estamos rodeados de amor. Somos amor, es increíble, cuanto
peor estas mentalmente es cuando aparece la vida y tu corazón… te das cuenta
que cuanto mas lejos pareces estar… mas cerca estas…
Necesitaba este tiempo, al igual que un niño
necesita unos días de fiebre para crecer, me he dedicado a simplemente seguir,
caminar y el propio camino me ha traído la respuesta…. Y además el universo me
la ha mandado con diferentes señales, cuentos y personas…
Gracias por todo el apoyo y la silenciosa compañía…
Se me ha pasado la fiebre… “que tu arma sea tu
sonrisa y tu escudo tu alegría”
LA
LIEBRE Y EL TIGRE
Un día dando un paseo por el monte, un
joven vio muy sorprendido que una pequeña liebre llevaba comida a un tigre que
estaba malherido, el cual no podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto ver este hecho, que
regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual
o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía:
la liebre dejaba un trozo de comida cerca del tigre. Auguró el final de la
liebre. “Cuando el tigre se recupere, se la va a comer”
Pasaron los días hasta que el tigre se
recuperó y pudo buscar comida por su propio pie. Admirado por la solidaridad y
cooperación entre los animales dijo:
- Caray, no todo está perdido. Si los
animales que son inferiores a nosotros son capaces de ayudarse de este modo,
mucho más lo haremos las personas.
Entonces decidió hacer la experiencia.
Se tiró al suelo simulando que estaba
herido y se puso a esperar que alguien le ayudara. Pasaron las horas, llegó la
noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así el siguiente día y nadie
lo iba a levantar. Se sintió muy decepcionado. Entonces comprendió cuan
solos se sienten aquellos que esperan algo de los demás. Sintió la soledad del
hambriento. Pero entonces, de pronto, escuchó una voz muy dentro de él que
dijo:
“Si quieres encontrar a tus semejantes, si
quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la
humanidad para encontrar a tus prójimos como hermanos, deja de hacer el
papel del tigre, y toma el de la liebre.”
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