GRACIAS
A TI SIEMPRE, GRACIAS POR UN DÍA DIFERENTE, GRACIAS POR TU SONRISA,
GRACIAS POR TU SABIDURÍA, GRACIAS POR QUERERLA COMPARTIR Y GRACIAS
POR TU ABRAZO PODEROSO.
En
esta hermosa ciudad con un color especial empecé la primavera Y ME DI CUENTA QUE LO MAS HERMOSO QUE TIENE ES SU GENTE. Doy
gracias a todas las personas que con vuestra presencia y vuestro
animo volvimos a ser niños y creer en la magia del reiki.
Nunca
me olvido de las caras y las miradas después de hacer las practicas
del reiki y del ahoravive. Os animo a que de vez en cuando , al menos
una vez al día recuperéis esa energía. Cuando se descubre algo
nuevo y bueno para nosotros tenemos la posibilidad de hacer un nuevo
ritual.
Recordar
que los amigos y la familia es lo mas hermoso que nos ha tocado... y
no dejéis de sonreír...
Poco
a poco nos vamos conectando.... como los pozos
UN
CUENTO HERMOSO, LA CIUDAD DE LOS POZOS:
Esta
ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás
ciudades del planeta. Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos
vivientes… pero pozos al fin. Los pozos se diferenciaban entre sí,
no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el
brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos
pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales
preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más
pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.
La
comunicación entre ellos era de brocal a brocal y las noticias
cundían rápidamente, de punta a punta del poblado. Un día llegó a
la ciudad una ‘moda’ que seguramente había nacido en algún
pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se
precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo
importante no es lo superficial sino el contenido.
Así
fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban
de monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se
llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más
optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola
y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales
se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas
especializadas.
Pasó
el tiempo… La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya
no pudieron incorporar nada más. Los pozos no eran todos iguales así
que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que
debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior…
Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se
le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. No paso mucho
tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban
gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más
espacio en su interior.
Un
pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus
camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían
hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada
uno perdería su identidad… Quizás a partir de esta idea se le
ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no
a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más
ancho.
Pronto
se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba
la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse
de todo contenido… Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego,
cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.
Vacío
de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los
demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho…
Un día, sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una
sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua.
Nunca antes otro pozo había encontrado agua…
El
pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo,
humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando
agua hacia fuera. (…). La vida explotó en colores alrededor del
alejado pozo al que empezaron a llamar ‘El Vergel’.
Todos
le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro-
contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo
profundo… Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero
desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más
profundo debían vaciarse.
(…
) En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también
el riesgo del vacío… Y también empezó a profundizar…Y también
llegó al agua… Y también salpicó hacia fuera creando un segundo
oasis verde en el pueblo (…).
Un
día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el
agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma…
Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la
profundidad del otro.
Se
dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo
podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos
los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y
secreto punto de contacto:
La
comunicación profunda sólo la consiguen entre sí, aquellos que
tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de
su ser lo que tienen para dar…
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