En los nuevos cursos de AHORAVIVE EL TANTRA , practicaremos la esencia del tantra , los 36 tattvas, este texto está extraído de un hermoso libro titulado "tantra, la iniciación de un occidental al amor absoluto". Me ha encantado y aquí os comparto un texto increible, que me ha pasado Raquel Contreras, gracias alma grande
El
shivaismo se basa en el contacto con los treinta y seis tattvas o categorías
del Universo. Esta es la base sobre la que reposa todo el tantrismo.
Nuestra
resistencia mayor es la resistencia al éxtasis porque intuimos que para acceder
a este hay que dejar de lado las certezas, todo lo que durante tantos años nos
ha costado edificar. Hay que abandonar nuestra filosofía de vida, nuestras
creencias, nuestros conceptos, incluso el concepto del vacío: también el
concepto de lo absoluto o de Shiva son un freno para el éxtasis. Es
relativamente fácil abandonar los conceptos mundanos, es mucho más difícil
abandonar las ideas filosóficas y religiosas. Uno se proclama con orgullo ateo,
creyente, budista, cristiano, musulmán, hindú, tántrika. No se puede captar lo
divino de esa forma. ¿Qué diferencia hay entre un ateo y un creyente? Ninguna.
Son las dos caras de la misma moneda. No se trata de creer o de no creer, se
trata de comunicarse con la naturaleza del espíritu. No es necesaria ninguna
creencia. Es como zambullirse en un lago. A menudo preferimos encerrarnos en
los conceptos de las enseñanzas más elevadas, y sin darnos cuenta, levantamos
una armadura contra lo divino. Se deben ir dejando por el camino las enseñanzas
más sutiles. La valentía del tántrika es la de abandonar las enseñanzas después
de absorberlas. Incluso los tantras no valen más que la piel que una serpiente
ha cambiado, y ha dejado abandonada en las piedras. Cuando se está en constante
cambio llega un día en que la
Conciencia no se apoya en nada. Es entonces cuando se produce
el despertar. Sólo un completo abandono de lo mental puede abrirnos a lo
divino.
Los cinco primeros tattvas
son: La tierra, El agua, El aire, El éter y El fuego.
1.la tierra. Con todo mi cuerpo toco la tierra. Mis
senos tocan la tierra. Mis manos tocan la tierra. Mis muslos, mis rodillas y
los dedos de mi pie tocan la tierra. Toda la tierra respira. Todo es
respiración. Gozo de la tierra, de su presencia, de su energía. La tierra es
real. Sólo tu contacto superficial con la tierra es irreal.
2.el agua. Toco el agua con todo mi cuerpo. El agua
es real. Sólo tu contacto superficial con el agua es irreal.
3. el aire que penetra en mis pulmones, alimenta mi
sangre y circula por todo mi cuerpo. El aire es real, sólo tu contacto
superficial con el aire es irreal.
El
tantrismo es un prolongado cara a cara. La desnudez es la desnudez de la Conciencia en la que
nada es fijo. Todo en ella fluye como un río. Las shaktis están desnudas pues ningún concepto encuentra dónde
agarrarse en su Conciencia. Ni siquiera el pensamiento sabe dónde posarse.
4.el éter. Es el espacio vacío donde todo se
manifiesta. Aunque sea impalpable mi Conciencia lo toca profundamente. El éter
es real, solamente mi contacto superficial con el éter es irreal.
5.el fuego. A veces el fuego quema y a veces no quema.
Sin una total confianza, no puede haber transmisión espiritual. Lo que cuenta
es que confíes en ti mismo. Una confianza absoluta. Es todo lo que un maestro
quiere hacer brotar en su discípulo. Sin absoluta confianza en uno mismo, no
hay apertura del Corazón. Tocar estos treinta y seis tattvas es algo esencial.
A través de este contacto se abre el espació en el que se puede experimentar lo
divino. Al retirar la mano del fuego es
cuando uno se quema.
A los siguientes tattvas se
les llama sutiles: El olor, El gusto, La forma, El tacto y El sonido
6. El olor. Si hueles la sémola de avena, sientes el
olor de la avena, pero el Corazón del olor no es el olor. Cierra los ojos.
Respira. Respira el mundo que te rodea, el del fuego, de las cenizas, de la
ropa, de la choza, del bosque, del agua,
del cielo, del Universo. Es sólo entonces cuando la Conciencia penetra en
el corazón del olor. El Corazón del olor es real, solamente tu contacto superficial
con el Corazón del olor es irreal.
7. El gusto. Toma un poco de avena, saboréala, penetra
en el Corazón del gusto, paladea la realidad de ese Corazón que contiene todos
los sabores de la tierra. Es allí donde hay que penetrar. Es a lo que se
refieren los tantras cuando hablan de alcanzar “el sabor único”.
8. la forma, El Corazón de la forma, se encuentra en lo
sin forma que es la matriz de todas las formas del mundo. Como los copos de
avena al cocerlos pierden su forma original, conoce el Corazón de la forma a
través de esta disolución que es la del Universo entero.
9. el tacto. Puedes acercarte a él tocando mi mano.
¿Qué sientes?
-
Tu
piel, tu carne, tus huesos…
Sientes
el Corazón del tacto, tu piel y la mía se rozan. Es como si toda tu piel rozase
la mía. Un escalofrío recorre todo tu cuerpo y entras en el Corazón del tacto.
A través de mí, es el Universo que se desliza bajo tu mano. ¿Es posible que dos
pieles se toquen en su totalidad? ¿Que cada milímetro de tu piel toque cada
milímetro de la mía?
-
Es
imposible
Entonces,
¿qué es el amor? ¿Es posible que cada milímetro de tu Conciencia entre en
contacto con cada milímetro de lo divino?
10. el sonido. Es el del Corazón de la palabra. A través
de ella, Tú escuchas al Universo entero. Es en este sentido que todo sonido que
se percibe en el Universo es el mantra “OM”. Todos los mantras están contenidos
en el mantra “OM”. Cierra los ojos, escucha el mantra…Solamente cuando lo hayas
escuchado sin interrupción durante tres días y tres noches lo podrás
pronunciar. Recitar un mantra antes de haberlo escuchado es llegar a la muerte
antes de haber nacido.
-
¿La
relación con lo tattvas se vive como una forma de meditación, eligiendo uno u
otro alternativamente? ¿Es esto muy importante para el tantrismo?
Lo
que es fundamental no es concentrarse en uno u otro tattva como una forma de
meditación especial, sino más bien darse cuenta de que la práctica tántrika es
la plena Conciencia del contacto permanente con los treinta y seis tattvas. La
vida no está parcelada como un campo de arroz. Vivimos en contacto permanente y
simultáneo con varios tattvas. La experiencia tántrika es el compromiso total
del ser por medio del entramado de diversas categorías. Vamos a pasear por el
bosque al encuentro de los otros tattvas.
La
lentitud es algo divino. Hemos perdido la costumbre. Lentitud, regularidad,
armonía de movimientos, y de esa forma la Conciencia ocupa su lugar, el cuerpo empieza a
gozar de la mínima cosa, la atención está alerta. Recibimos toda la lozanía del
mundo, nos comunicamos, abrimos nuestros sentidos a la plenitud. La Conciencia de los
treinta y seis tattvas es el aprendizaje que nos lleva a la completa
restauración de nuestra unión con el Universo, partiendo de los elementos
básicos hasta alcanzar lo divino. Es indispensable palpar la realidad del mundo
íntegramente, sin lo cual toda búsqueda espiritual es ilusoria. Estar presentes
en cada cosa que atraviesa nuestra Conciencia, En a más banal y repetitiva de
nuestra experiencias, es la puerta del despertar. El tantrismo no rechaza nada,
todos los procesos corporales y mentales son leña que echamos al gran fuego que
consume el ego y nos hace entrar de lleno en lo absoluto. Este bosque que
recorremos es absoluto. No hay frontera alguna entre los fenómenos y lo
absoluto, se compenetran totalmente. Los que lo ignoran buscan lo absoluto
alejándose de lo fenoménico. Se imponen toda clase de austeridades. Temen a la
realidad y dejan de jugar con la vida para sufrirla como un castigo. Su
Conciencia se marchita como una flor separada de sus raíces. En el tantrismo,
ponemos siempre en juego la totalidad del ser humano sin hacer distinción entre
lo puro y lo impuro, la belleza y la fealdad, el bien y el mal. Todos los pares
de opuestos se disuelven en lo divino. Nadie carece de pulsiones terribles y
capacidades sublimes. Empezamos a comunicar con lo divino cuando aceptamos
totalmente la gama completa de nuestros pensamientos y de nuestras emociones.
Toda belleza tiene su parte de sombra y si intentamos suprimirla nos secamos.
Cuando en todas las cosas no vemos más que la única e idéntica energía divina, la Conciencia ya no puede
equivocarse, la sadhana se enriquece con la globalidad de la experiencia y ya
no con fantasmas de pureza, de realización espiritual, de fuerza o de grandeza,
que son inconsistentes.
Los cincos tattvas son los de
la acción:
Los pies, La palabra, La
mano, El ano (como órgano de excreción) y El sexo (como órgano de micción y
órgano sexual)
11. los pies que sirven para desplazarnos sobre el
suelo, para caminar con Conciencia, como acabamos de hacer.
12. la palabra. Te hablo, abro tu Conciencia. Mi palabra
es verdadera.
13. la mano no tiene aquí el sentido del tacto sino el
de la capacidad para dar, para tomar, para desplazar, para modelar, para
transformar algo. Tomo esta rama, puedo fabricar una cuchara. Tomo arcilla,
puedo hacer una vasija. Es la capacidad creativa de la mano. La que tiene una
bailarina, una intérprete de música, un artesano.
14. ligado al órgano de
excreción. Es el ejemplo
típico de una función que llevamos a cabo cada día pero que no nos parece digna
de la Conciencia. El
tantrismo nos dice: evacuar con Conciencia es una meditación tan profunda como
cualquiera de las otras. Así que cuando
vayas a evacuar sé consciente de este movimiento del cuerpo que absorbe y
rechaza, que se abre y se cierra, que deja pasar a través de ti lo que has
absorbido del mundo.
15. órgano sexual en su doble vertiente, el de la micción y
el de la función sexual. En la búsqueda sexual frenética o compulsiva, el
rostro no expresa a veces más que dolor, tensión, rechazo. Cuando un hombre
penetra a una mujer con plena Conciencia, el tiempo se dilata, el placer se
extiende, todos los sentidos se abren a esa experiencia y de repente los
cuerpos se adueñan del espacio; el juego, la risa, la respiración, el
estremecimiento de los miembros, todo se encamina hacia la apertura. Los ojos,
los órganos íntimos, el Corazón, viven. Toda la química del cuerpo se modifica,
el espíritu se expande y el cerebro hormiguea. La piel se suaviza y exhala su
perfume. Sólo en ese instante dos cuerpos se comunican profundamente y existe
algo divino en la relación sexual. Cuando dos cuerpos están desnudos y
abrazados, descubren el espacio y pueden abandonarse. A partir de allí, el
tántrika puede i r mucho más lejos todavía, pero sin esta primera presencia en
el otro, perfectamente armoniosa y distendía, toda ascesis está destinada al
fracaso.
Los siguientes son los cinco
tattvas de la percepción:
16.La piel, 17.Los ojos, 18.La
lengua, 19.La nariz, 20.Las orejas
Estos
son los tattvas del contacto, de la vista, del gusto, del olfato, y del oído.
Estos tattvas están sometidos a una intensa actividad a lo largo del día y por
lo general somos bastante conscientes de ellos. Sin embargo, ninguno nos parece
lo bastante noble como para practicarlo con plena Conciencia. No somos
totalmente conscientes de nuestra piel. No somos totalmente conscientes de lo
que nuestros ojos ven. No somos totalmente conscientes del sabor de los
alimentos que comemos, del sabor de los labios y de los cuerpos que besamos. En
el Universo de los sonidos nuestra Conciencia es muy limitada. Si cerramos los
ojos y escuchamos verdaderamente ¿dónde podría detenerse la Conciencia? Desde el
momento en que nos dejamos llevar por los sonidos, la Conciencia se abre al
infinito.
Sometemos
a estos cinco tattvas a la compulsión. Perdemos toda su riqueza. Vivimos todo
con prisas. ¿Desde cuándo no comemos una fruta con deleite, desde cuándo no
besamos hasta perder el aliento, hasta sentir vértigo, hasta que el rostro
enrojece, hasta sentir que la energía recorre intensamente todo nuestro cuerpo?
¿Desde cuándo nuestros labios no recorren la totalidad del cuerpo de la persona
amada? ¿Desde cuándo no sentimos el mundo?
¿Desde cuándo no adivinamos la angustia o la alegría de un ser por su olor?
¿Desde cuándo nuestra mirada no se pierde en las maravillosas alas de una
mariposa, en las nubes, en las estrellas, en la corteza de un árbol, en la
mirada de un ser humano? ¿Desde cuándo no comprendemos lo que un ser humano nos
dice, no a través de sus palabras sino por las inflexiones de su voz, por su
vibración y sonoridad?
Sin
una profunda conexión con las cosas el Corazón no se abre. Todo lo que
excluimos de nuestra experiencia, por principio, pro creencia, por miedo, por
ideal, por ignorancia o por falta de atención, alimenta nuestros sistemas de
protección que, poco a poco, se transforman en una prisión. Llega un día en el
que estamos tan bien protegidos, que a los demás no se les ocurre ni siquiera
hablarnos, mirarnos, tocarnos, disfrutarnos o escucharnos. La no comunicación
con los tattvas es el material con el cual construimos nuestra soledad.
Los siguientes cinco tattvas
son los del pensamiento:
La mente, La inteligencia, El
ego objetivo, Prakriti (ligado a
Shakti) y Purusha (ligado a Shiva)
21. la mente, El primero es la matriz del pensamiento.
De ahí emana todo pensamiento, sin distinción.
22. el intelecto o de la decisión y el de la razón, nos
guía en la acción.
23. el ego objetivo es muy insidioso. Impregna la
totalidad de las actividades dándonos la impresión de que hemos conseguido tal
o cual cosas. Medito, estoy sentado, abro los ojos. Es una objetividad que nos
limita y que lleva constantemente toda la experiencia del mundo al ego.
Los
dos últimos tattvas de este grupo son indisociables. Forman la realidad no
dual. Prakriti, poder o esencia, es la
Diosa, aliada de Purusha, el que poner orden, Shiva.
24. Prakriti es la esencia del Universo, su médula, su
poder principal. Todo lo que vive está entretejido con ella. Cualesquiera sean
la forma o el color, los dibujos, el grosos, el tamaño, la calidad de la pieza
tejida, siempre es del ovillo de Prakriti que todo se forma. Todo es un
entramado constituido con la energía primera de Prakriti, los dibujos
evolucionan, cambian, desaparecen, vuelve bajo otras formas pero es constante
el devanar del ovillo para permitir que la forma goce de su liberta divina.
25. Purusha es el tejedor mismo, y sin el ovillo no
podría producir. El ovillo por sí solo no podría tomar forma. Purusha es pues
el principio que penetra la materia y le da una forma particular. Uno no puede
existir sin el otro. Tanto si las cosas son perceptibles o veladas. Purusha es
el que pone orden.
El
juego de Purusha y Prakriti está limitado por la función de los seis tattvas siguientes, llamados las
seis corazas:
El tiempo, El espacio, La
carencia, La limitación del conocimiento, La limitación de la creatividad, La
ilusión global.
Este
es un punto extremadamente importante del shivaísmo porque cuando estás corazas
se funden y liberan la
Conciencia se produce la iluminación o el despertar. Estas
corazas son semejantes a velos que impiden ver de una forma espontánea el Yo.
Sin ellas, no habría ni práctica ni búsqueda. Todo se mostraría en su esencia
absoluta.
26. el tiempo existe y que estamos ligados a él. Esta
ilusión nos circunscribe a una duración limitada, tenemos la impresión de que
el tiempo pasa. Después del despertar descubrimos maravillados un nuevo
paisaje, donde nada está sometido al tiempo. Es como despertarse de un mal
sueño, y darnos cuenta de que ese límite estaba impuesto artificialmente a la Conciencia. Dan
ganas de reír, de gritar. ¡ Qué fraude! Dan ganas de recorrer pueblos y
ciudades, para alertar a los demás, pero quien lo hiciera sería tomado por
loco. Es el primer frescor del despertar, da vigor, color, brillo a todo lo que
se ve fuera del tiempo.
27. espacio y nos sitúa en él. Esta ilusión nos hace
decir: “Estoy a aquí, donde reposan mis pies. Si quisiera estar en otra parte,
ya no estaría aquí. Debemos elegir, estar aquí o allí”. Pero en realidad no es
así. Después del despertar, de repente nos damos cuenta de que somos
omnipresentes y queremos proclamarlo pletóricos de felicidad. Estamos por
doquier. No existe ningún punto del espacio que no sea nuestro centro. Existe
una absoluta compenetración entre todas las estructuras del Universo. Es como
en una olla. El aire que allí se encierra se dice: “El Universo es minúsculo,
no veo más que un pequeño círculo de cielo alrededor de mí un muro de tierra
marca los límites de mi vida. ¿Qué hay fuera? De repente llega Shiva y rompe la
olla. El aire que estaba aprisionado por el pensamiento limitativo se mezcla en
ese instante con el todo universal. Es exactamente eso lo que pasa en el
momento del despertar y también después de la muerte, una vez que los límites
del ego se rompen, lo divino vuelve a lo divino, la energía a la energía, el
espacio al espacio, el Corazón al Corazón. Entonces todo es posible, pero nada
es seguro. En la enseñanza popular a veces se habla de reencarnación, en la
enseñanza tántrika más elevada se dice que no hay en esencia ni nacimiento ni
muerte, y que sólo la ilusión de estar encerrado en una olla crea el deseo de
reintegrarse en otra olla. Tomar partido por la aniquilación o por la noción de
eternidad son dos conceptos que el adepto supera cuando descubre la naturaleza
de su propio espíritu.
28. carencia, la ilusión de creer que nos falta algo,
que no estamos completos. Es esta ilusión la que nos empuja siempre a buscar
una vía, una enseñanza, una práctica, logros progresivos. Es al que nos empuja
fuera del yo. Es la que nos hace desgraciados, la que nos incita a buscar sin
cesar nuevas cosas que nos llenen. Aunque viviéramos cien mil años, no
conseguiríamos llegar al final de nuestra búsqueda. Siempre nos faltaría algo.
Sabiendo esto, el maestro invita al discípulo a que abandone toda búsqueda
exterior. Ningún camino conduce al yo, nada puede volver a abrir la Conciencia, hasta que
no nos demos cuenta de que está todo en nosotros mismos. El verdadero maestro
tántrico no soy yo, ni nadie, es el Yo. No hay nada que buscar fuera de
nosotros. Todo lo divino que buscamos fuera está en nosotros. Darse cuenta de
eso es encontrar la libertad.
29. capacidad de conocimiento, que nuestra capacidad de captar el
absoluto, es limitada. Nos
torturamos, deseamos conocer la experiencia del despertar. Miramos a los
maestros, imploramos su gracia, esperamos que los Dioses nos ayuden, y ellos
nos miran sin comprender, ya que para ellos nosotros somos divinos, no nos
falta nada, así que no pueden hacer anda por nosotros. Somos como un maharajá
que fuera dueño de extensiones ilimitadas de tierras y caminara a lo largo de
la muralla que rodea sus palacios creyéndose un mendigo. Nadie le daría de
comer por miedo a ofenderle y a ser castigado. Tenemos una sed tal de
conocimiento que nuestro anhelo de conocimientos nos engaña, se lanza al
exterior y nos mece con la ilusión de que vamos a encontrar lo que nos falta.
El conocimiento divino no emana de la acumulación. Cuanto más conocimiento y
experiencias se acumulan, más se paraliza la Conciencia. Abandonemos
ese saber, sólo conduce a inflar nuestro orgullo. Cuando digo que la
inteligencia no es el camino, no estoy diciendo que hay que rechazar la
inteligencia, digo simplemente. La inteligencia que vale es a la que no se le
pide nada. Es entonces, en la quietud, cuando brilla como un diamante. Volamos
simplemente al origen de nuestra Conciencia, y allí encontraremos el tesoro que
buscábamos en el exterior. Sólo es necesario sentarse, olvidar libros y
discursos y dirigir la mirada hacia el Corazón. Allí se encuentra lo divino, en
ese lugar de la respiración donde nuestros alientos se mezclan con naturalidad.
El infinito no es más que unas respiración armoniosa liberada de todo concepto.
30. creatividad es limitada, incluso a veces llegamos a dudar sobre si
tenemos siquiera un mínimo rastro de creatividad. Es la que nos empuja a adorar
lo que hacen los otros. Deslizarnos en la belleza no nos basta. Ese movimiento
que podría abrirnos a nuestra ilimitada creatividad está reprimido por la
creencia de que somos incapaces de hacer algo tan espléndido. Nos quedamos sin
voz, con el pecho comprimido, anonadados por la belleza del mundo. Si realmente
reparásemos, esa coraza explotaría y el objeto de nuestra admiración ya no
estaría en la dualidad; y la belleza del mundo estaría en nosotros. El éxtasis
místico es esa deflagración repentina del nuestro pequeño yo que reconoce al Yo
divino. Todo lo acumulado en la
Conciencia se proyecta hacia el infinito y podríamos hasta
gritar de alegría pues en ese momento toda la belleza del mundo forma parte del
Yo.
Estas
cinco corazas están rodeadas por una coraza suprema que se llama maya, 31. la Ilusión en su misma esencia, que une a las
diferentes corazas y les asegura una cohesión artificial. Estamos endurecidos
como los elefantes de combate, a los que su guía no cesa de aguijonear. Pero un
día, cuando volvemos de una batalla que nos ha dejado llenos de flechas
envenenadas, una muchacha nos trae agua, nos habla y nos acaricia, nos quita
las corazas, respira cono nosotros, nos venda las heridas, nos baña en el río y
de repente nos reencontramos con nuestro encanto, nuestra agilidad, nuestra
belleza. Ya nadie reconoce en nosotros al elefante de combate. Nada nos impide
ya que descubramos espontáneamente lo divino en nosotros. Lo que no sabemos es que
la más ínfima experiencia puede representar a esa muchacha que milagrosamente
hemos encontrado. Basta con tan poco… el perfume de una flor, una mirada
abierta, una ligera brisa que nos roza, y de repente, la más sólida de las
corazas se funde y todo lo real penetra en nosotros por esa brecha,
liberándonos para siempre de ese gran peso y de la separación.
Por
fin llegó el día en el que me habló de los cinco últimos tattvas:
La toma de conciencia de la
propia naturaleza, La subjetividad investida de poder, el Yo universal, Shakti
y Shiva
Estos
no están asociados como los anteriores, a la objetividad. Según Devi estaban
ligados a la
Subjetividad Pura, que culminaba en la Subjetividad Absoluta.
32. la toma de conciencia de
la propia naturaleza, de
la realización fragmentaria y temporal del yo. El tántrika experimenta
destellos estáticos durante los cuales percibe el Universo como irreal y luego
vuelve a la percepción ordinaria. Es primer estado ya lo conoces; es valioso,
ya que da a la práctica una percepción real y no sólo teórica de la realización
es un nivel que se alcanza fácilmente cuando uno se entrega a una práctica
continuada. Como toda evolución, este primer nivel constituye también una
trampa. El tántrika que no tiene un maestro que lo guíe puede interpretar estos
primeros destellos como la realización final. Es sometido entonces a una
disociación entre la realidad del mundo y su experiencia del éxtasis. Es
incapaz de conectar los dos vasos. Uno está lleno de agua, el otro lleno de
barro. El tántrika, en este estado preliminar, puede sentirse asqueado del
mundo y decidir retirarse de él para conservar la pureza de su experiencia
mística. Ese es un grave obstáculo para realizaciones futuras. Cuando está
escindido, no hay verdadera vida espiritual. Incluso el asceta solitario que es
incapaz de dejar su gruta para vivir en el mundo y encontrar en él la misma
armonía, vive en un estado de ilusión espiritual. La vida es la gran pulidora
del despertar. Huir de ella es definitivamente huir de la realización suprema.
Por el contrario, es positivo alternar cortos períodos de soledad con una vida
social normal. En esta fase el tántrika está sometido todavía a la dualidad.
33. subjetividad más profunda. El tántrika está menos sometido a la
fluctuación. Se siente invadido por un gran poder. Llega a permanecer en estado
de éxtasis durante horas sin la amenaza de una sola idea perturbadora. Ninguna
piedrecilla cae en la olla. Siente muy claramente que fluye en el Universo, que
es aspirado por él y se abandona con la sensación de estar gozando de la
realidad del mundo. Pero su Corazón no está completamente abierto, ya que
vuelve otra vez al estado habitual donde ya no ve al Universo como una expansión
de su ser.
34. subjetividad superior, el tántrika durante el éxtasis percibe
las cosas incluso de manera más diferenciada. Tiene la impresión de que el
Universo ya no emana de su ser sino sencillamente que él es el Universo entero,
sin que exista fuente ni fluir. La fuente es el Universo. El tántrika es el
Universo.
Finalmente
vienen los dos últimos tattvas, que son interdependientes, están amorosamente
soldados uno al otro y constituyen 35-36.
la Subjetividad
Absoluta. Corresponden a la apertura total del Corazón.
Es en ese momento cuando el tántrika vive el YO absoluto. La noción de la
dualidad se ha volatilizado. Es el estado de Shiva. El Ser en su sentido
absoluto simbolizado por el mantra Aham.
Aunque
aquí se hayan terminado los treinta y seis tattvas, todavía queda el Ser, Parama Shiva, que escapa a toda
calificación, a todo concepto. Está por doquier, incluso en los tattvas
inferiores y es allí justamente donde reside la belleza profundamente humana y
la grandeza del tantrismo.
Y
ahora escucha a tu Corazón, esta es la parte más importante de la enseñanza, la
enseñanza silenciosa. Lo que es maravilloso es que el Corazón no tiene absolutamente nada que decir.
Esta es una hermosa meditación de tantra, viene de el libro de los secretos de osho. Como se vive la vida sintiendo la satisfacción....