........NADA REAL PUEDE SER AMENAZADO, NADA IRREAL EXISTE Y EN ESTO LLEGA EL AMOR....

1/2/18

LAS DOS VASIJAS

Cuenta una leyenda que un cargador de agua en un pueblo de África, tenía dos grandes vasijas las cuales colgaba en los extremos de un palo que cargaba en sus hombros.

Una de las dos vasijas estaba en perfecto estado de conservación y llegaba con toda el agua; la otra tenía algunas grietas y por el camino perdía el preciado contenido, así que a lo largo de todo el sendero a pie desde el arroyo hasta el pueblo, el aguador llegaba con una vasija llena y la otra a la mitad.

Durante años esa fue su actividad casi diaria. Desde luego la vasija intacta estaba muy contenta y orgullosa de sus logros pues se sentía perfecta para lo que había sido creada, llevaba la vida del agua a las personas del pueblo. Pero la vasija agrietada estaba avergonzada y se sentía miserable por su imperfección ya que sólo hacía la mitad de su trabajo, no portaba vida sino que la dejaba escapar.

Después de unos años la vasija agrietada le habló al aguador diciendo:

- Me quiero disculpar contigo porque debido a mis fallos sólo llegas con la mitad del agua.
El hombre le dijo apaciblemente:
- Cuando regresemos al pueblo, quiero que observes el sendero que recorremos cada día, y te fijes en tu lado del camino

La tinaja hizo lo que le pidió su dueño pero estaba tan deprimida o distraída, que no observó nada en especial y seguía sintiéndose culpable porque sólo conseguía llevar la mitad del agua al pueblo. Entonces el hombre le replicó:

- ¿Has visto las flores que sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he visto tus grietas y quise sacar todo lo positivo de ellas, así que sembré semillas de flores a lo largo de nuestro camino que diariamente has regado gracias a tu imperfección. Así cada cierto tiempo he podido recoger flores que han hecho sonreír a muchas personas. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza, no hubieras llevado vida en forma de flores a tantas personas del pueblo.



Del libro el arte de meditar. Ahoravive

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