........NADA REAL PUEDE SER AMENAZADO, NADA IRREAL EXISTE Y EN ESTO LLEGA EL AMOR....

19/6/13

AMOR Y EGO

Estos días han sido para mí de relax, aprendizaje y de aceptar la vida que nunca deja de sorprender y como cada día ves todo lo que te equivocas. Este cuento me encantó, llegó justo en el momento para este descubrir que es la vida… quizás lo contó Osho en una de sus charlas…
Escuché contar la historia de un antiguo y majestuoso árbol, cuyas ramas se extendían hacia el cielo. Cuando llegaba la estación de las flores, mariposas de todas las formas, tamaños y colores, bailaban a su alrededor. Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse bajo su sombra.
Un niño solía venir a jugar junto a él y el gran árbol se enamoró del pequeño. El amor entre lo grande y lo pequeño es posible, si el grande no es consciente de su grandeza. El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre tiene ese tipo de ideas. La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor no hay grande o pequeño; el amor abraza a quienquiera que se acerque. Así el árbol comenzó a amar a este pequeño. Las ramas eran altas , pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera coger sus flores y frutos.
El amor siempre es reverente; el ego nunca está dispuesto a inclinarse. Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más arriba, se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo.
El niño juguetón se acercaba a él, y el árbol inclinaba sus ramas. El árbol se alegraba mucho cuando el niño cogía algunas flores; todo su ser se llenaba con la alegría del amor. El amor siempre está feliz cuando puede dar algo; el ego siempre está contento cuando puede obtener algo.
El niño creció. A veces dormía en el regazo del árbol, comía sus frutas y en ocasiones lucía una corona con sus flores y actuaba como el rey de la jungla. Uno se vuelve como un rey dondequiera que haya flores de amor; y uno se vuelve pobre y lleno de sufrimiento siempre que las espinas del ego estén presentes. Ver al niño danzando con una corona de flores, llenaba al árbol de emoción, de alegría. Asentía con amor, cantaba con la brisa... el niño creció aún más. Comenzó a trepar al árbol para balancearse en sus ramas. El árbol se sentía muy contento cuando el niño descansaba sobre sus ramas. El amor se siente feliz dándole comodidad a alguien; el ego se siente feliz incomodando a todo el mundo.
Con el paso del tiempo, el niño recibió el peso de nuevas tareas. También surgió la ambición; tuvo que pasar exámenes; tenía amigos con los cuales solía conversar y curiosear, por tanto, no venía con frecuencia. A medida que crecía el niño visitaba cada vez menos al árbol. El hombre que se vuelve grande, cuyas ambiciones crecen, encuentra menos y menos tiempo para el amor. El muchacho se hallaba ahora absorto en los asuntos mundanos.
Un día, cuando él pasaba, el árbol le dijo: "te amo siempre”
El muchacho respondió: "¿qué tienes? ¿Por qué debo venir? ¿Tienes algún dinero? ando en busca de dinero". El ego acudirá sólo si con ello se cumple algún propósito. Pero el amor es inmotivado. El amor es su propia recompensa.
El árbol sorprendido dijo: "¿vendrás únicamente si te doy algo?"  "no sufrimos esa enfermedad, y por eso estamos alegres", dijo el árbol. "los capullos florecen en nosotros, muchos frutos crecen en nosotros. Damos una sombra tranquilizadora, sedante. Danzamos con la brisa y cantamos canciones. Las aves inocentes saltan y trinan en nuestras ramas, aunque estemos sin dinero. El día en que nos involucremos con el dinero, tendremos que ir a los templos como tus hombres débiles hacen para aprender a obtener la paz, y para aprender a encontrar el amor. No, no tenemos ninguna necesidad de dinero".
El muchacho dijo: "entonces, ¿para qué tengo que visitarte?, iré donde haya dinero. Necesito dinero". el ego pide dinero porque necesita poder.
El árbol pensó unos instantes y dijo: "no vayas a ningún otro lado. Recoge mis frutos y véndelos. Obtendrás dinero con ello".
El niño se entusiasmó, inmediatamente trepó y cogió todas las frutas. El árbol se sintió contento, aun cuando algunas ramas y varillas se rompieron, aun cuando cayeron algunas hojas al suelo. Hasta recibir heridas hace feliz al amor, pero aun obteniendo algo, el ego no está contento, el ego siempre desea más. El árbol no se dio cuenta de que el muchacho ni siquiera se volvió una vez a darle las gracias. La aceptación de su oferta de recoger y vender los frutos era suficiente agradecimiento para él.
Por mucho tiempo el muchacho no regresó. Ahora tenía dinero y estaba ocupado haciendo más dinero de ese dinero. Había olvidado totalmente al árbol. Después de muchos años, el muchacho, que ahora era un nombre, vino a ver al árbol. El árbol dijo "ven, mi niño. Ven, abrázame".
El muchacho respondió: "deja el sentimentalismo. Eso era cosa de la niñez. Ya no soy un niño".
El ego toma el amor por locura' una fantasía infantil. Pero el árbol le invitó: "ven, balancéate sobre mis ramas. Danza. Juega conmigo".
El hombre respondió: "deja la charla inútil. Deseo construir una casa. ¿Puedes darme una casa?"
El árbol exclamó: "¿una casa?... yo vivo sin una casa. Sólo los hombres viven en casas. Nadie más vive en casas, excepto el hombre. Y ¿te das cuenta del estado en que se encuentra debido a su confinamiento entre cuatro paredes?"
Cuanto más grandes los edificios que construye, más pequeño se vuelve el hombre. "no vivimos en casas... pero puedes cortar y llevarte mis ramas, y con ellas podrás construir una casa".
Sin perder tiempo, el hombre trajo un hacha y cortó todas las ramas del árbol. El árbol era ahora un mero tronco desnudo. Pero al árbol no le importan estas cosas - aún si sus miembros son cortados para los seres amados. El amor es dar; siempre está dispuesto a dar.
El hombre no se molestó en agradecer al árbol. Construyó su casa... y los días se convirtieron en años.
El tiempo pasó, y el hombre era ahora un anciano. Una vez pasó por allí y se detuvo junto al árbol.
El árbol preguntó: "¿qué más puedo hacer por ti? has venido después de mucho, mucho tiempo".
El hombre dijo: "¿qué más puedes hacer?
"Quiero viajar a países distantes para ganar dinero. Necesito un bote para viajar.
Con alegría el árbol dijo: "pero, eso no es un problema, querido mío. Corta mi tronco y haz un bote con él. Estaré muy contento de ayudarte a que viajes a países lejanos a ganar dinero... pero, por favor recuerda que siempre estaré esperando tu regreso.
El hombre trajo una sierra, cortó el árbol, fabricó un bote y se fue.
Ahora el árbol era una pequeña cepa.
El ego sólo va allí donde puede obtener algo, y ahora el árbol no tiene nada, no tiene nada absolutamente que ofrecer.
El ego es un eterno mendigo, siempre pidiendo, demandando algo.
El amor es bondad. El amor es un rey. Un emperador. ¿Existe acaso un rey más grandioso que el amor?
Una noche yo me encontraba descansando cerca de esa cepa. La cepa susurró:
“Si la vida pudiese ser como ese árbol, extendiendo ampliamente sus ramas, de modo que todos y cada uno pudiesen guarecerse bajo su sombra, entonces podríamos comprender lo que es el amor. No existen escrituras, mapas o diccionarios para el amor. Tampoco existe a su respecto un conjunto determinado de principios.
Yo estaba preguntándome acerca de lo que podría decir respecto al amor. Es difícil describirlo. El amor está simplemente presente.
 
Probablemente puedes verlo en mis ojos, si vienes y los miras. Me pregunto si se le puede sentir como cuando mis brazos se extienden para abrazarte.
 

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